Audio: El dinero debe ser un medio no un fin
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Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Ayer decíamos que el dinero es éticamente neutro; su sentido depende de la calidad de los proyectos que alimenta. Para relacionarse con él de manera saludable es esencial entender que debe ser un medio y no un fin.
Alguien que trabaja exclusivamente para engrosar su cuenta corriente difícilmente disfrutará de lo que hace. En cambio, realizar algo con pasión, sentido y humildad nos llevará a superarnos y, por lo tanto, a generar más riqueza.
Lógicamente, los recursos no son ilimitados y debemos ajustar nuestras aspiraciones a un modelo sostenible de mundo. Acumular bienes sin ninguna finalidad equivale a empobrecerse espiritualmente.
Los que basan la prosperidad sólo en las finanzas olvidan otros tesoros más importantes: ser rico en amigos, en buenos actos, en experiencias, en ideas útiles para la sociedad.
También todo esto es prosperidad.
La abundancia monetaria tiene una importancia relativa. Abre muchas puertas, pero también aumenta la sed de liquidez para mantener lo que se ha conseguido. Poseer muchas cosas sale caro. Como nos recuerda un viejo aforismo, rico no es aquel que más tiene, sino quien menos necesita.
Sin embargo, ¿qué hacer cuando necesitamos ingresos y estos no llegan? ¿Por qué hay personas que parecen tener una facilidad asombrosa para generar riqueza? ¿Cuál es el secreto de la prosperidad?
En La buena suerte (Ed. Urano), Alex Rovira llega a la conclusión de que esta pertenece a aquellos que crean sus propias oportunidades. Hay muchas formas de optimizar la relación con el dinero, pero todas requieren poner orden dentro de uno mismo.
1. Reconoce tus obstáculos. Hay hábitos negativos que nos impiden generar, mantener o aumentar nuestros ingresos. Lo primero es analizar por dónde se escapa el dinero innecesariamente.
2. Localiza el flujo. El dinero existe y está en constante movimiento. Para conseguirlo, hay que indagar por dónde fluye y prepararse para pescar en esta corriente de abundancia cuando surja la oportunidad.
3. Planifica pequeñas ganancias. Si nos proponemos amasar una gran fortuna de manera rápida es fácil bloquearse o incurrir en prácticas incorrectas. Es mucho más efectivo trazarse pequeños objetivos que seamos capaces de controlar.
4. Trabaja para buenas causas. Los propósitos nobles ayudan a que la energía del dinero fluya a favor nuestro. Si actuamos con ética, sumada al sentido práctico, las circunstancias se pondrán de nuestro lado para que logremos los objetivos.
5. Reparte la riqueza. La abundancia se refuerza cuando somos capaces de trabajar en equipo y hacer partícipes a otros de los beneficios obtenidos. Los mejores negocios son aquellos en los que todas las partes salen ganando y nadie siente que ha perdido nada.
6. Visualiza el éxito. Para que algo suceda, primero hay que imaginarlo. Si no confiamos en nuestra capacidad de generar riqueza, esta nos eludirá. La mente es el campo de pruebas de lo que luego sucederá.
7. Talleres de prosperidad. Se han popularizado en los últimos años, y técnicas como la PNL o el coaching también suelen abordar estas cuestiones. Los precios pueden ser elevados, en parte para cribar de entrada a los alumnos más escépticos.
A su vez, el actual libro número uno en ventas de Estados Unidos, El secreto, de la australiana Rhonda Byrne, parte de un supuesto mucho más esotérico: dado que según ella el Universo se rige por las leyes de la atracción, pensar en el dinero hará que la riqueza acabe viniendo a nosotros. Según Rhonda Byrne el secreto de la prosperidad sigue estos principios:
1. Cada persona es una torre de transmisión humana y todo lo que emite regresa a ella. Por lo tanto, si se quiere cambiar de vida hay que cambiar antes la forma de pensar.
2. Los pensamientos actuales crean la vida futura y acaban materializándose, por ejemplo, a través del dinero.
3. Lo semejante atrae a lo semejante. Así, los pensamientos de riqueza favorecen circunstancias de riqueza, mientras que los derrotistas ayudan a cimentar el fracaso.
4. Para atraer la fortuna hay que seguir estos tres pasos:
a) Pedir lo que uno necesita.
b) Tener fe en ello, visualizándolo como si ya se hubiera conseguido.
c) Recibir con gratitud lo que nos es entregado.
Víctor Martínez desea que Dios bendiga en abundancia sus hogares, pero no sin antes recordarles que: “Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca tiene suficiente. ¡También esto es absurdo!” (Eclesiastés 5:10)
Gracias al hermano Felipe Gómez por hacer posible que este trabajo esté llegando a miles de personas en 55 países del mundo.
Hasta la próxima.
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Fuente:
relampagoinformativo.net
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