Ezequiel Molina dijo una verdad más grande que una montaña

El pastor Ezequiel Molina anunció recientemente que “detrás de cada mujer exitosa hay un hogar descuidado…” Nunca es aconsejable generalizar, porque ser una dama que ha sobresalido y alcanzado notoriedad no es incompatible con una familia hermosa. Y en efecto hay féminas que cumplen con ambas cosas.

Sin embargo, partiendo de las estadísticas de República Dominicana, entre las palabras del líder religioso y la realidad, la brecha es demasiado estrecha.

Es un tema para ser tratado por expertos en la materia. De forma empírica, por lo que observo en nuestro país, un alto porcentaje de mujeres profesionales, que han alcanzado éxitos en sus respectivas áreas científicas, son fracasadas en lo familiar, porque no han sido capaces de mantener un hogar estable. ¿Cuál es la razón?

Los hombres se casan porque se enamoran de una mujer, por ser hermosa físicamente, por su belleza espiritual y su humildad, cualidades que los llevan a tomar posiblemente la decisión más trascendente de su vida: formar una familia. Y cuando el hombre dominicano se enamora no se fija en parámetros sociales ni culturales, puede tratarse de una muchacha muy pobre, inclusive de un campo, la cual traslada a la ciudad, tiene hijos y forman un hogar maravilloso. Se siente orgulloso de su pareja y lucha cada día por su superación, al punto de plantearle realizar carrera universitaria, si no la tiene.

Es una pareja que hace química, ambos se comprenden perfectamente, hay diálogo y consulta regulares para todos los temas, aman locamente a sus hijos. En fin: para él esa es la mejor mujer del mundo; para ella ese hombre es un rey, un modelo a seguir. Pero al paso de los años, cuando la mujer termina la profesión, ejerce y sobresale, de inmediato el ego se le eleva, las virtudes que resaltaba del marido desaparecen y solo empieza a identificar defectos, al punto de calificarlo como el hombre más bruto, celoso y malo del mundo. Y todo lo de ese hombre le hiede. (Algunas son capaces de levantar calumnias y hasta meterlo preso).

La gente se sorprende con su versión, hasta la propia familia se extraña con sus palabras, lo que motiva a que algunos se formulen las siguientes preguntas: ¿Y ese no es el mismo hombre que te trajo del campo, te mató los parásitos, se casó contigo, te mantuvo siempre, te amó locamente y te pagó una profesión universitaria? Si es su madre o su padre, siempre y cuando no sean apoyadores, no lo piensan dos veces para reprocharle su conducta y expresarle: ¡Ven acá, hija mía, es que tú te estás volviendo loca! Regularmente no hay concepto de la gratitud, es un asunto del pájaro malo.

El hecho es –pienso yo, puedo estar equivocado–, que muchas mujeres dominicanas al alcanzar independencia económica se transforman. Hasta las que están supuestas a tener un manejo adecuado de los problemas de la vida, como son las sicólogas y consejeras matrimoniales, la mayoría, la gran mayoría, no tiene pareja formal, el padre de los hijos voló hace años, lo que puede dar motivo a que muchos jóvenes que tienen problema de incomprensión en la relación matrimonial, se abstengan de buscar consejos de alguien que no ha sido capaz de tener un hogar estable.

Y las famosas feministas siempre están prestas al insulto contra los hombres, que no son ángeles, para nada, simplemente son personas con defectos desarrollados desde el hogar, en un país donde los valores machistas son arraigados, pero que ninguna venga con el infeliz adjetivo de “malos” para referirse a los varones de forma generalizada. La mayoría de los hombres tienen virtudes. ¡Búsquelas!

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Fuente:

relampagoinformativo.net

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