Audio: Se nos fue Águeda
AYUDAME A SALVAR UNA VIDA
Hola, amigos, ¿qué tal? Merhaba, arkadaslar, ¿nasilsiniz?
Vivimos en medio de alegrías y tristezas, cuando paso balance del año, extraño y valoro las pérdidas, así como aprecio las nuevas adquisiciones y termino dando gracias a Dios por todo y aceptando conforme su voluntad.
Una de las pérdidas que más duro me dio este año fue la de mi exalumna Águeda Saviñón Guerra, a quien conocí de niña y luego se fue a estudiar a mi colegio, graduándose de bachiller.
Águeda era una niña tímida en sus inicios, silenciosa, muy educada, de pasos muy suaves, incapaz de dañar a nadie, de sus labios jamás salían palabras ofensivas, descompuestas, juicios, ni murmuraciones, la caracterizaba unos principios y valores cristianos muy firmes, gracias a la esmerada educación impartida por su madre, doña Hilda (EDP).
Recuerdo que en sus años de adolescencia todos la queríamos y nadie jamás se metía con ella, pues inspiraba un respeto por irradiar paz y amor para todos.
Cinco años luchando con su enfermedad, después del pronóstico médico de que serían seis meses, le dio la oportunidad de dar un testimonio de fortaleza espiritual, de fe, de valentía.
Con la intención de darle apoyo al final de su proceso, Víctor Martinez logró intercambiar con ella meses atrás, pero la verdad que la madurez espiritual que la caracterizaba me mostró a alguien como no había visto nunca, con una fortaleza, lista para partir al lado del Padre y convencida de cuál sería su destino.
Tenia algunas semanas que no sabía de Águeda y de repente soñé con sus hermanas quienes estaban muy tristes, al acercarme en sueño a ellas y preguntarles me respondieron, Agueda se nos ha ido, me levanté muy angustiado esperando el amanecer en Santo Domingo y al llamar estaba en agonía, se entristeció mi alma por tres días hasta recibir la noticia de su partida.
Mi última recomendación a su hermana Hildita, fue, aunque ustedes crean que ella no está oyendo háganle el salmo del Buen Pastor al oído, cuántas veces puedan, durante el día. Al partir se despidió y clamo por la presencia de su madre (EPD), quien vino a buscarla, tal y como ella lo expresara en su último aliento.
Hildita, Julieta, Ofelia, a pesar de todo, Dios ha sido bueno con ustedes, un fuerte abrazo, hermanas queridas, mis oraciones seguirán siendo elevadas por ustedes.
Otro ser ejemplar que vino a este mundo a dar un testimonio de fe en medio del silencio, ya se transformó para Gloria de Dios y se ha marchado a cumplir su nueva misión ante el Padre.
La vida es corta, disfrutemos de nuestros seres queridos en armonía, con paz, amor y alegría.
Este mensaje ha llegado a todos ustedes gracias al apoyo recibido por nuestra hermana Elenier Romero.
Hasta la próxima.
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Fuente:
relampagoinformativo.net
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