Profesionales extranjeros: clave para futuro de EE. UU.
Estados Unidos enfrenta un desafío importante: cómo mantener y potenciar su liderazgo global en un mundo cada vez más competitivo e interconectado. Una de las respuestas a este desafío reside en la capacidad del país para atraer, retener y aprovechar el talento extranjero, particularmente a través de los miles de estudiantes internacionales que se forman en universidades estadounidenses cada año. Sin embargo, las políticas actuales parecen estar en desacuerdo con esta necesidad estratégica, obstaculizando el potencial de estos profesionales para contribuir al desarrollo económico y la innovación del país.
A pesar de los enormes costos y sacrificios que implica estudiar en Estados Unidos, los estudiantes internacionales que obtienen títulos avanzados en campos clave como ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM) se enfrentan a un laberinto burocrático para permanecer y trabajar legalmente en el país. Muchos optan por visas temporales como la OPT (Práctica de Entrenamiento Opcional) o la H1B, un programa limitado por un sistema de lotería que otorga apenas 65,000 visas al año, insuficientes para la demanda real.
Otra vía que muchos profesionales están utilizando pero que no todos los que han estudiado en Estados Unidos aplican, es la visa EB-2 NIW (Exención por Interés Nacional) ofrece una alternativa atractiva para profesionales altamente calificados que desean residir y trabajar en Estados Unidos sin depender de un patrocinador laboral. Para calificar, el solicitante debe demostrar que su experiencia y logros son de «interés nacional», lo que incluye tener habilidades excepcionales en su campo o un título avanzado relevante. Además, se requiere probar que su trabajo beneficiará significativamente a Estados Unidos, mostrando que su contribución es de gran importancia y que sería más ventajoso para el país permitir su permanencia sin las tradicionales certificaciones laborales.
El impacto de estas restricciones es doblemente perjudicial: por un lado, Estados Unidos pierde talentos capacitados que podrían impulsar sectores clave de la economía; por otro, se abre la puerta para que otros países, como Canadá y Australia, capitalicen esta fuga de cerebros con políticas migratorias más abiertas y estratégicas.
La importancia de retener este talento no puede subestimarse. Estudios muestran que inmigrantes altamente capacitados son responsables de un porcentaje significativo de las innovaciones en el país, desde patentes tecnológicas hasta avances médicos. Según datos del Instituto Nacional de Ciencias, más de la mitad de los doctorados en campos STEM otorgados en universidades estadounidenses son para estudiantes internacionales. Sin embargo, en lugar de facilitar su incorporación al mercado laboral, las políticas actuales generan incertidumbre y limitan su capacidad para contribuir.
El argumento de proteger el empleo para trabajadores estadounidenses es comprensible, pero ignora una realidad clave: los profesionales extranjeros no desplazan empleos; los crean. Un informe de la Fundación Nacional para la Política Estadounidense (NFAP, por sus siglas en inglés) destaca que, por cada trabajador extranjero contratado en una empresa tecnológica, se generan de tres a cinco empleos adicionales en la economía local. Esto se debe a que las habilidades especializadas de estos profesionales permiten a las empresas innovar y crecer, fortaleciendo la competitividad de Estados Unidos en el mercado global.
Además, en sectores críticos como la salud, la educación y la tecnología, la demanda de profesionales supera ampliamente la oferta local. La Asociación de Colegios Médicos Estadounidenses estima que el país enfrentará un déficit de hasta 124,000 médicos para 2034. En el ámbito de la ingeniería y la ciberseguridad, las vacantes sin cubrir limitan el progreso en áreas vitales para la seguridad nacional y el desarrollo económico.
Más allá de los beneficios económicos, facilitar la retención de talento extranjero tiene implicaciones estratégicas de largo alcance. En un contexto global donde China, la Unión Europea y otras potencias están invirtiendo agresivamente en ciencia y tecnología, Estados Unidos no puede permitirse una postura restrictiva. El liderazgo global del país depende de su capacidad para atraer y retener a los mejores y más brillantes, independientemente de su origen.
Por supuesto, cualquier cambio en las políticas migratorias debe hacerse con un enfoque equilibrado. No se trata de abrir las puertas indiscriminadamente, sino de diseñar un sistema basado en méritos que priorice a los profesionales en áreas de alta demanda y alineados con las necesidades estratégicas del país. Países como Canadá ya implementan modelos exitosos que permiten a los estudiantes internacionales transitar directamente hacia la residencia permanente después de completar sus estudios, un enfoque que Estados Unidos podría adaptar a su propio contexto.
Implementar estas reformas no solo beneficiaría a los profesionales extranjeros, sino también a la economía y la sociedad estadounidense en general. La diversidad de perspectivas y experiencias enriquece la innovación y fomenta una cultura empresarial más inclusiva y competitiva. Además, permitir que estos profesionales contribuyan plenamente al país enviaría un poderoso mensaje al mundo: Estados Unidos sigue siendo un faro para el talento global.
Es momento de que Estados Unidos reevalúe su enfoque hacia los profesionales extranjeros formados en su propio territorio. No hacerlo es una oportunidad perdida, no solo para los individuos que buscan construir un futuro en el país, sino también para una nación que necesita su contribución para fortalecer su posición en un mundo cambiante. El talento internacional no es una amenaza; es una oportunidad invaluable que merece ser aprovechada.
Acerca del autor
El Lic. Néstor Saldívar posee una maestría en Ciencias de la Educación, con enfoque en Planificación Educativa. Es abogado y comunicador, antiguo director asociado de comunicación de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días para la región del Caribe. Obtuvo la visa EB-2 con la exención por interés nacional en base a sus propios méritos en tan solo 45 días. Por su experiencia y con deseo de ayudar a otros a lograr lo mismo, crea contenido educativo desde su plataforma ResidenciateconS y otros medios.
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